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«Viene y va» o la vida eterna de Kristen

«Viene y va» o la vida eterna de Kristen

Esta historia avanza como el mar, con el movimiento de las olas, hacia delante y hacia atrás una y otra vez; a veces la ola es mayor de lo que esperabas y te ahoga durante un momento, a veces son suaves y te balancean; hay veces en las que miras el mar, azul verdoso, y otras en las que te centras en la arena, marrón y segura. Así es exactamente Viene y va, en el que AJ Dungo deja parte de sí mismo y del tiempo breve, pero intenso, que vivió junto a Kristen, su gran amor desde el instituto.

El libro cuenta con dos partes bien diferenciadas que se intercalan: en tonos azul verdosos, como el mar, narra una parte de su vida; y en tono sepia, como la arena, cuenta la historia del surf desde que existe constancia. La parte dedicada al surf, cuenta, surgió como un proyecto para clase y la narra en orden cronológico, entrando y saliendo de la narración principal. Su vida la narra con saltos temporales, vamos hacia delante y hacia detrás, vislumbrando cachitos de su relación con Kristen. Y aquí es donde están las olas. Algunos de estos vistazos de vida son tiernos, como el primer encuentro o el primer beso de dos adolescentes que descubren el amor con un futuro infinito por delante. Otros pedazos son devastadores, como los batacazos con la enfermedad que le está robando tiempo de su infinitud. Entre tanto, Dungo encuentra refugio en el surf y se adentra en el mar cada vez que necesita respirar, de ahí los capítulos sepia. En ellos muestra la intrusión de occidente en Hawaii, las barbaridades cometidas y la expansión del surf fuera de las fronteras isleñas.

El cómic comienza con una declaración de humildad del autor, y continúa con una lección de historia sobre el origen del surf, la colonización occidental en Hawaii y sus terribles consecuencias.

He de reconocer que no soy el más cualificado 
para enseñaros algo sobre surf. 
No soy más que un turista entusiasmado. 
No puedo reivindicar el surf como algo propio, 
pero sus personajes resuenan en mí. 
Compartimos la obsesión por coger olas, 
un respeto profundo por el océano 
y un corazón roto.

Después de esta introducción llega la sacudida, un bonito recuerdo cargado del dolor que está por venir y del que ya han pasado. La sencillez de las líneas y los pocos colores de las dibujos dejan que la historia hable por si misma. Las páginas se colman de mar y crean imágenes sobrecogedoras como la de Kristen frente a una inmensa ola a punto de arrollarla.

Entre estas viñetas nos encontramos con la declaración de amor más sincera que hemos visto en mucho tiempo, desde el principio con ese “para Kristen” junto a un girasol y la imagen de ella, sencilla y desnuda, rodeada de olas, pareciendo a su vez una flor. Es también una oda a la vida, junto a Kristen que aprovecha tanto como puede cada minuto del tiempo del que dispone, regalándolo gustosamente a aquellos que la quieren. Pero esta historia, así como la vida, es lo que es por el recuerdo constante de la muerte que se acerca, y la dignidad y calma con la que Kristen la acepta.