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Palimpsesto: a la búsqueda de una madre

Josep Oliver

Lisa Sjöblom nació en Corea del Sur y fue una de las tantas niñas adoptadas por una familia sueca en los años 1970 y 1980. Durante su infancia y adolescencia, Lisa intentó integrarse en la homogénea sociedad sueca, pero sus rasgos y su nombre delataban su origen. Un tímido interés por su pasado despierta en su adolescencia, pero no es hasta que es madre cuando siente verdadera necesidad por hallar respuestas que la vinculen con su origen.

Así, es en este memoir gráfico que edita Barbara Fiore, Palimpsesto, donde Lisa explica el tortuoso camino que siguió para abrirse paso en el mar de burocracia y medias mentiras que distintos organismos marcaron en su incansable viaje por esclarecer la verdad sobre su madre biológica.

En la abundante literatura infantil sobre la adopción, nos dice la autora, siempre prima el punto de vista de los padres adoptivos. El enfoque se centra en el deseo y el amor inquebrantable con que estos reciben a su hijo o hija. Sin embargo, la literatura se ha ocupado poco de los sentimientos de la propia criatura adoptada. ¿A qué se aferra, entonces, una persona que pasa por este trance cuando tiene un mínimo de conciencia de qué ocurrió? Diferentes pensamientos, desde el auto odio hasta el ansia de respuestas, ocupan la mente de Lisa durante toda su vida hasta que decide encontrar de una vez la verdad.

Palimpsesto nos arroja, además, otra mirada sobre dos países que a veces conocemos por tópicos buenistas: Corea del Sur, con sus cantantes o telenovelas que ahora cruzan fronteras y triunfan entre nuestros adolescentes, o Suecia, un país nórdico de esos que nos parecen tan adelantados y civilizados. Ambos también tienen una cara oculta cuando se refiere a la transparencia de sus adopciones o al trato que reciben los inmigrantes respectivamente. La situación de las adopciones irregulares debió de ser de tal magnitud en Corea, que ya existía una novela gráfica que guarda ciertas semejanzas con ésta: en 2008, Rossell publicaba una novela gráfica similar, Piel color miel, de Jung, que también enfrentaba al autor a su pasado coreano tras ser acogido por una familia belga.

Lisa Sjöblom usa un dibujo muy sencillo y limitado para presentar esta historia autobiográfica. Aquí se entiende que el mensaje que ha querido lanzar suple las carencias de su estilo. En realidad, lo importante de Palimpsesto es su valor como testimonio, más allá del vehículo en el que se ha materializado. Tal vez es por eso que la implicación personal de la autora hace que el número y la cantidad de los textos sea ingente, y la lectura, a pesar de que sea interesante por su dramatismo, se haga farragosa. A pesar de los desaciertos en su forma, Palimpsesto es un documento vivo del drama de los adoptados y de la perenne búsqueda de sus orígenes.