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Fuera de juego

Mariano Coronas

Sindelar fue elegido hace un tiempo, por votación popular, el mejor jugador de Austria de todo el siglo XX, que es como decir el mejor jugador austriaco de todos los tiempos. Hoy en día, Austria no es un país con clubes ni jugadores destacados en el ámbito europeo, pero en la década de los treinta del pasado siglo, su selección era una de las mejores del mundo y su gran estrella era Matthias Sindelar, «el hombre de papel», por su facilidad para sortear a los jugadores contrarios, o también llamado «el Mozart del fútbol».

Su estrella de extraordinario jugador y de buena persona —apreciado por los aficionados de su equipo (el Austria Viena) y también por las aficiones de los equipos contrarios— empezó a apagarse con la invasión nazi de su país, Austria. Los nazis querían formar una gran selección, haciendo que las estrellas austriacas reforzaran a la selección alemana para resarcirse de pasados fracasos. El 3 de abril de 1938, en el estadio Prater de Viena, se jugó «el partido de la amistad» entre Alemania y Austria, en presencia de los jerarcas nazis. Era el último partido que iba a jugar Austria como selección, pues la anexión alemana fagocitaba a sus jugadores. Sindelar ya no había participado en los partidos amistosos de la selección unificada alegando lesiones y otras causas, pero ese día sí jugo y contribuyó decisivamente a la victoria austriaca, por 2 a 0, anotando el primer gol. Y participó en la celebración del segundo gol, anotado por su amigo Sesta, delante de la tribuna ocupada por los nazis. Fue, tal vez, su sentencia de muerte. Sindelar rehusó apoyar a la jerarquía nazi y se mostró contrario a la ocupación alemana de Austria y se negó a jugar con aquella selección unificada. Hizo lo posible por ayudar a los judíos relacionados con su club que fueron expulsados del mismo y a otros amigos que, por ser judíos, eran desposeídos de sus negocios o de sus propiedades o vendidas estas; en algún caso llegó a comprarlas él para volver a entregárselas a sus dueños legítimos. Murió, al lado de su novia italiana, unos meses después, el 23 de enero de 1939, y se desconocen las causas en las que se produjo su muerte, barajándose el asesinato y el suicidio… Su entierro fue una manifestación multitudinaria de duelo popular, a pesar del intento nazi de ocultarlo para que no se convirtiera, precisamente, en eso.

Y esta es la bonita historia que se cuenta en un álbum ilustrado, titulado Fuera de juego y subtitulado «Matthias Sindelar, un héroe de su tiempo». Marcus es el chico que juega en la calle a todas horas y que quiere emular, en sus sueños y jugando, a su gran héroe Sindelar. Marcus y su padre acudirán como espectadores al partido de la amistad y se fundirán en un abrazo cuando, al finalizar el partido, los austriacos hayan derrotado a los alemanes…

Las ilustraciones realistas de Maurizio A. C. Quarello completan un libro que, con el tema del fútbol, nos acerca al drama del nazismo y a quienes lo padecieron y nos reconcilia con los seres humanos, que, en determinadas circunstancias, han sido capaces de enfrentarse a la sinrazón y a la barbarie, jugándose la vida.